Sopa de tomate y jengibre:
Lavamos los tomates y los picamos en cuartos. No hace falta pelarlos ni quitar las pepitas porque luego trituraremos bien la crema y la pasaremos por un colador fino. En un Wok o una sartén bien amplia, ponemos 3 cucharadas de aceite y comenzamos a freír los tomates a fuego lento.
Mientras los tomates comienzan a soltar su agua, pelamos y troceamos las zanahorias, que añadimos a la sartén para que se cuezan en el agua del tomate. Dejamos cocinar a fuego lento, removiendo de vez en cuando durante unos 35 minutos hasta que las zanahorias estén tiernas y casi no quede líquido en el wok.
Añadimos el jengibre en polvo y probamos para rectificar de sal. Una vez a nuestro gusto, trituramos con la batidora o el robot de cocina y pasamos por un colador para retirar los trocitos de pieles o pepitas que puedan quedar en nuestra crema.
Servimos la crema de tomate, zanahoria y jengibre decorando con unas hojitas de hierbabuena y AOVE.