¿QUÉ ES LA NUTRICIÓN ONCOLÓGICA?
El cáncer es una enfermedad en la que el organismo pierde el control sobre el crecimiento y multiplicación controlada de sus células. Sobre el ciclo celular.
En este caso el paciente corre gran riesgo de desnutrirse empeorando así el pronóstico.
La nutrición oncológica es muy desconocida aún. En este artículo te aclaro las posibles dudas.
A lo largo de 2024 se diagnosticarán cerca de 280000 nuevos casos en España siendo los más prevalentes el cáncer de colon, próstata, pulmón, mama y vejiga.
Esta enfermedad está vinculada a factores genéticos y ambientales como la contaminación, la mala alimentación, la obesidad y los tóxicos como el alcohol y el tabaco.
Así, la Organización Mundial de la Salud estima que alrededor del 40% del los casos de cáncer podrían prevenirse adoptando hábitos de vida saludables.
Así bien, ¿Qué es la nutrición oncológica? La nutrición oncológica se centra en esos dos frentes:
- La prevención.
- El cuidado del organismo con cáncer.
De la prevención ya hablaremos otro día pero…
¿Cómo cuidar de mi organismo si me han diagnosticado un cáncer?
Aún es un aspecto que la población desconoce. Y no son pocos los oncólogos que, por desgracia, tampoco conocen el potencial de cuidar la alimentación en un paciente oncológico.
Aún recibo llamadas para preguntar si la alimentación cura el cáncer y si los tratamientos, que como nutricionista oncológica ofrezco, son capaces de curar.
“Qué más quisiéramos los nutricionistas que la alimentación curara el cáncer, pero no, continúa leyendo y te explico la importancia de la alimentación en esta enfermedad”
La nutrición oncológica permite asegurar que el paciente con cáncer reciba los nutrientes necesarios para el correcto funcionamiento del organismo durante y después del tratamiento oncológico.
Lo que nos ocurre cuando tenemos cáncer es que las células tumorales son muy eficientes a la hora de conseguir nutrientes y tenemos que hacer frente a ese gasto energético o el paciente se desnutrirá.
En multitud de ocasiones el paciente fallece por desnutrición no por el propio cáncer.
La nutrición oncológica se centra en los siguientes pilares:
- Revertir las carencias nutricionales propias de la enfermedad.
- Detectar a tiempo la desnutrición y revertir la situación.
- Revertir la pérdida de peso.
- Revertir los efectos secundarios del cáncer.
- Revertir los efectos secundarios de los tratamientos oncológicos.
- Evitar la desnutrición durante los ingresos hospitalarios.
1. Revertir las carencias nutricionales propias de la enfermedad.
En función de la ubicación del tumor (ej. tumores de cabeza y cuello) el paciente puede experimentar problemas en la deglución, salivación de los alimentos. Puede también tener problemas con llagas en la boca (mucositis). Todo ello impedirá la correcta alimentación del paciente y esa adaptación es vital para evitar la desnutrición. Porque el tumor no va a dejar de crecer y si no consigue los nutrientes a partir de la alimentación, los conseguirá de nuestro propio cuerpo (masa muscular, depósitos de grasa…).
Los pacientes con tumores digestivos (páncreas, gástrico, colon) ven afectada su digestión con la posterior malabsorción de nutrientes y la ralentización del tránsito intestinal. Todo ello incide sobre el apetito… y si no hay ganas de comer, se debe buscar la fórmula para continuar alimentándose.
La caquexia tumoral se basa en la presencia en el paciente de anorexia, saciedad precoz, pérdida de peso, pérdida de masa muscular, debilidad, anemia y edema.
Entre ellos, la pérdida extrema de masa muscular (sarcopenia) es la más grave. Más del 50% de los pacientes con sarcopenia (39% del total) disminuyen o interrumpen los tratamientos, con sus catastróficas consecuencias.
2. Detectar la desnutrición y revertirla:
Este es el principal reto que en la actualidad no se está cubriendo adecuadamente. Se da por hecho que el paciente se va a desnutrir pero no recibe información sobre qué hacer o dónde acudir para revertir la situación.
La incidencia de la desnutrición en pacientes oncológicos en España se sitúa entre el 15 y el 40% en el momento del diagnóstico. Cifra que se eleva hasta el 80% en fases avanzadas.
Muchos pacientes consultan con el nutricionista en fases avanzadas. Y es en las fases iniciales donde debería hacerse un cribado (no es necesario ser personal sanitario) y una posterior valoración nutricional (por el nutricionista) para actuar cuanto antes y mejorar el pronóstico del paciente.
Si el resultado del siguiente test es igual o superior a 2, existe riesgo de desnutrición y el paciente debe ser sometido a evaluación nutricional completa:
CRIBADO MUST:
A) ¿Ha perdido peso recientemente de forma involuntaria?:
- No he perdido peso 0
- No estoy seguro 2
- Si, he perdido peso pero no sé cuánto 2
- Si, he perdido de 1 a 5 kg 1
- Si, he perdido de 6 a 10 kg 2
- Si, he perdido de 11 a 15 kg 3
- Si, he perdido más de 15 kg 4
B) ¿Está comiendo mal por disminución del apetito?
- NO 0
- SI 1
3. Revertir la pérdida de peso:
Se debe aplicar cuanto antes, una pauta nutricional adecuada a los requerimientos reales del paciente oncológico.
Muchos pacientes comen menos de lo que deberían y se encuentran en déficit calórico-proteico en muchas ocasiones.
Una vez establecido el cribado nutricional, el nutricionista realizará una valoración nutricional completa y a partir de este estudio obtendrá la cantidad de energía y nutrientes que el paciente necesita para no desnutrirse o para recuperar su peso.
Es vital revertir esta situación proveyendo el alimento correspondiente tanto por vía oral como con suplementación si fuera necesario.
Una vez calculado el requerimiento energético proteico para el paciente, se diseña una pauta nutricional con alimentos y/o suplementos para asegurar que se logra el objetivo.
Y a partir de ahí surgen nuevos problemas a los que enfrentarnos…
Y en eso consiste exactamente la nutrición oncológica, en hacer frente a los retos nutricionales que se presentan para poder dar más tiempo al paciente y a los tratamientos para acabar con el cáncer.
4. Revertir los efectos secundarios del cáncer:
El mismo proceso oncológico es capaz de generar edemas, anorexia, disfagia, malabsorción como he comentado arriba. En función de lo que nos encontremos podemos poner SIEMPRE una solución para alimentar al paciente.
Hay tumores más y menos agresivos. Que afectan más o menos a la digestión. No es lo mismo un cáncer colorrectal que un carcinoma de mama metastásico. Las implicaciones que solamente por el tumor, sin tener en cuenta los tratamientos como veremos más adelante, ya suponen un riesgo de desnutrición para el paciente.
En caso de disfagia, bien por nutrición oral o enteral, encontrar la textura y fórmula correcta para la correcta deglución de los alimentos.
A la malabsorción se le puede hacer frente con suplementación nutricional al tiempo que se trata el intestino para que absorba mejor.
Algunos tumores generan mucho edema y hinchazón. Y esto condiciona la movilidad y energía del paciente para su día a día.
5. Revertir los efectos secundarios de los tratamientos oncológicos.
No todos los tratamientos oncológicos son iguales. Afortunadamente la investigación científica ha permitido desarrollar tratamientos cada vez menos agresivos para las células sanas y que tienen menos efectos secundarios. Sin embargo, aún existen.
Los más comunes son:
- Mucositis: Inflamación de las mucosas. Tanto bucal como intestinal. La glutamina y los probioticos son grandes aliados. La mucositis es muy frecuente en radioterapia de cabeza y cuello y también en algunas inmunoterapias. Hacerle frente es vital para que la ingesta de alimentos y la absorción de nutrientes no se vea resentida.
- Xerostomía: O boca seca. La falta de salivación es bastante común en tratamientos de radioterapia y algunas quimioterapias. La digestión comienza en la boca y es fundamental establecer estrategias para revertir la xerostomía y que el paciente pueda comer de nuevo de forma agradable.
- Anorexia: Falta de apetito. Es bastante común tanto por el tratamiento como por la propia enfermedad. Las estrategias dirigidas facilitan que el paciente pueda llegar a cubrir los requerimientos de nutrientes de todo el día evitando así la desnutrición y sus problemas asociados.
- Disgeusia: Es muy habitual en las quimioterapias basadas en platino que el paciente desarrolle mal sabor de boca. También los alimentos tienen sabores distintos y esto ocasiona el rechazo por parte del paciente. Existen ayudas que pueden mejorar nuestra percepción de los sabores para hacer que comamos y disfrutemos comiendo durante el proceso oncológico.
- Disfagia: Problemas de deglución o dificultad para tragar. Es relativamente frecuente en tumores de cabeza y cuello por las intervenciones quirúrgicas propias que se requieren. También ocurre en algunas radioterapias una vez finalizado el tratamiento. Nuevamente, se pueden establecer estrategias tanto con la textura como viscosidad de los alimentos y si no fuera posible, se puede recomendar algún producto que nos ayude a mejorar la situación.
- Nauseas y Vómitos: Más allá de los tratamientos farmacológicos (ondasetrón y similares) también existen estrategias para evitar las nauseas y que el paciente acabe vomitando. No solo para prevenir la falta de ingesta sino también para evitar la deshidratación. Ambos pueden empeorar el pronóstico de la enfermedad.
- Diarrea o estreñimiento: La evidencia científica cada vez demuestra que la microbiota (microorganismos que residen en nuestra mucosa intestinal) esta cada vez más relacionada con nuestro bienestar y con la progresión y pronóstico de enfermedades. Y el cáncer es uno de ellos.Ya sea por los tratamientos o por la propia enfermedad, la microbiota cambia y se pueden producir desequilibrios. Establecer una estrategia que reconduzca la situación lo antes posible es vital.
- Intolerancias: En ocasiones los tratamientos oncológicos (inmunoterapa y quimioterapia principalmente) generan intolerancias que previamente el paciente no tenía. En este caso, no solo vale con eliminar un alimento. En múltiples ocasiones este tipo de actuaciones han generado una desnutrición más severa por no tener una alimentación equilibrada. Cada vez que se elimina un alimento hay que saber aportar los nutrientes de otra forma. Sino, las consecuencias hacen empeorar la salud del paciente.
Se estima que el 40% de los pacientes con dosis estándar de quimioterapia desarrollan trastornos gastrointestinales como diarrea. Evitarlo evita la suspensión o el retraso en los tratamientos.
6. Evitar la desnutrición durante los ingresos hospitalarios:
En ocasiones, el paciente puede ser intervenido para la extirpación de la masa tumoral. También pudiera necesitarse un ingreso para realizar un trasplante de médula ósea.
En ambos casos la alimentación suele ser deficiente, bien por el sabor y la comida del hospital o bien por inapetencia secundaria al post-operatorio. El resultado de esta situación es que el paciente corre el riesgo de desnutrirse.
Se estima que hasta el 65% de los pacientes hospitalizados por cáncer se desnutre durante el ingreso hospitalario.
Tanto previamente como durante el ingreso, se puede trabajar para mantener el estado nutricional del paciente. Ajustar los requerimientos energéticos y establecer estrategias para mejorar la masa muscular suelen ser vitales.
La nutrición oncológica es una gran desconocida pero sin embargo, es un punto de inflexión en la evolución del estado de salud del paciente. Si el tratamiento oncológico tiene oportunidad de mejorar o curar la enfermedad que el desenlace no sea peor por no haber puesto remedio con un buen soporte nutricional.
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